4 déc. 2007

Puerto Boniato



Recuerdo que de pequeño no salía de mi perplejidad cuando me llevaron de excursión a Puerto Boniato, en las serranías entre San Luis y Santiago. No entendía cómo un "puerto" pudiera estar tan lejos del mar. Tampoco pregunté porque imaginé (cosas de fantasía infantil) que en otras épocas, por ilógico que pareciera, los barcos podían llegar hasta lo alto de la montaña transportados a lomo de mulos. Y es que en Cuba no es usual referirse a puntos culminantes de una elevación con ese nombre. Luego lo olvidé completamente y no fue hasta mucho más tarde, que, viajando de París a Marbella en carro, atravesé el Puerto de Guadarrama (al norte de Madrid) y me volvieron aquellos recuerdos. Similar al tiempo que metí en descubrir que los plátanos bajo los cuales descansaban los héroes troyanos y aqueos de La Ilíada no eran nuestras enclenques "matas de plátanos", que sombra se sabe no dan mucha, sino frondosos árboles que abundan en toda la Provenza francesa y que en aquellos tiempos crecían, imagino que despampanantes, en la Tracia y el Asia Menor, escarposa en nuestros días. Entre paréntesis: una prueba más de que los Verdes de hoy son los extintos Comunistas de otrora, chupando plata (como siempre) con el cuentito del recalentamiento y otras subvenciones del Supernegociazo que montaron.
En todo caso, mi confusión de puertos y plátanos, es una evidencia más de por qué el imaginario caribeño es tan prolífico en situaciones surrealistas avant-la-lettre.
Ahora bien, la vista desde Puerto Boniato es espectacular. La carretera zigzaguea bordeando barrancos. En lo alto, la recompensa es la vista más hermosa de la bahía de Santiago y de la ciudad, a lo lejos. La imagen, paradisíaca, no quedaría empañada si el nombre de Boniato no fuera también el de una siniestra prisión construida en sus inmediaciones. La prisión ya existía cuando Batista pero ha adquirió auténticas "letras de nobleza" (con toda la ironía del mundo) bajo la dictadura de las últimas cinco décadas. ¡Qué vista paradisíaca ni ocho cuartos cuando se sabe que allí se tortura y se pudren decenas de prisioneros acusados por ser libres en el pensar!
Para recordar a Puerto Boniato de otra manera habrá que remontarse a los tiempos de los bisabuelos y abuelos. En las fotos que pongo aparecen, relucientes, mi bisabuela Francisca (Paquita) Almira (1888-1978) con una pariente, y en la otra, de izquierda a derecha, mi bisabuela de nuevo, la pariente en cuestión y mi abuela. En el mirador y en unos de los "descansillos" de la empinada carretera que conduce al puerto. Corría en año 1948. La tarjeta es muy anterior. De principios de los 20, a juzgar por los fotingos. En todo caso, Cuba era un país feliz.