20 avr. 2008

Una reseña sobre Aldabonazo en Trocadero

Una reseña de Félix J. Hernández sobre Aldabonazo en Trocadero 162 en Cuba en el Mundo.

Mi querida Ofelia,
Aldabonazo en Trocadero 162 es el primer libro de la colección "Viendo llover en La Habana" que para la editorial Aduana Vieja dirigirá el escritor cubano residente en París, William Navarrete.

El libro fue preparado por la escritora y decoradora cubana establecida en el Reino de Arabia Saudí, Regina Ávila y el propio Navarrete. En él aparecen los textos de 33 autores cubanos que mediante géneros tan diversos como el ensayo, la poesía, el epistolario o el testimonio ofrecen un homenaje al autor cubano más importante del siglo XX.

El su prólogo, titulado "Trocadero 162: una toponimia, un aldabonazo", Navarrete nos dice: "[…] esta compilación de textos comienza con el poema que al pie del ataúd de Lezama, en aquel verano de 1976, comenzara a escribir el dramaturgo José Triana quien escogió con delicadeza el epitafio que marcaría su tumba: "El mar violeta añora el nacimiento de los dioses/ya que nacer es aquí una fiesta innombrable" (del poema Noche insular: jardines invisibles). Porque a partir de su muerte, el espacio fue poblándose de voces que reclamaban su presencia o evocaban su vida de consagración literaria, tal vez no como guía ni ejemplo, sino simplemente como la expresión más elevada de la fidelidad ante la vocación por las letras".

También nos aclara sobre el texto final de la compilación, las razones por las que se escogió al de la bloguera y filóloga cubana residente en La Habana, Yoani Sánchez, para cerrar el libro. En el momento en que sale a la luz Aldabonazo… Sánchez ganaba el Premio "Ortega y Gasset de Periodismo Digital" otorgado por el periódico español El País en razón del esfuerzo de la autora para llevar un blog de pensamiento de libre desde la capital cubana.

Navarrete nos dice en su prólogo: "De la misma manera, para cerrar el ciclo del tiempo de [la] ausencia [de Lezama] resultaba imprescindible un texto – el único – que nos llegara desde La Habana, o sea, desde ese marco físico, única y última morada del poeta. Sin la certeza de qué pudiera quedar en el lugar de los hechos y de cómo encararía la imagen de Lezama un escritor nacido prácticamente en el momento de su muerte, faltaría a este libro ese alguien que "tenía que guardar las bóvedas del cementerio", como muy bien apunta su autora, Yoani Sánchez, en el epílogo de este libro".

Los restantes autores, todos cubanos, establecidos fuera de la Isla, son: Iván González Cruz y José Prats Sariol (ambos de referencia obligada por los muchos libros que han publicado sobre la vida y obra del maestro de Trocadero), el poeta Manuel Díaz Martínez establecido en Canarias; el crítico de arte Carlos M. Luis, amigo de Lezama y colaborador de Orígenes; Regina Maestri, viuda del economista cubano Raúl Maestri y autora de las Obras Escogidas del mismo; el arquitecto Nicolás Quintana, la escritora cubana exiliada en París Nivaria Tejera, autora de una de las novelas cubanas más importantes del siglo XX: El barranco; el poeta y periodista Raúl Rivero, exiliado en Madrid y prisionero de la Primavera Negra del 2003; Miguel Sales, ex prisionero político cubano; el poeta Manuel Vázquez Portal, exiliado en Miami y prisionero de la Primavera Negra del 2003; la dramaturga y mención del premio "Juan Rulfo de RFI" Lira Campoamor, establecida en Bruselas; el hispanista Jorge Casteleiro,residente en Washington donde trabaja para el Departamento de Estado norteamericano; los poetas Juan Cueto-Roig, Néstor Díaz de Villegas, Reinaldo García Ramos, Germán Guerra, Félix Lizárraga y Carlos Pintado,todos establecidos en Estados Unidos; el poeta y editor de la revista "Arique" Raúl Tápanes, establecido en Chile; el editor y poeta Pío Serrano, director de la editorial madrileña Verbum; los poetas cubanos exiliados en Madrid David Lago y Alberto Lauro (Premio "Odisea" de novela), el investigador y catedrático de la Universidad de Kentucky Enrico Mario Santí; el bloguero e historiador Ernesto H. Busto, establecido en Barcelona; el filósofo Emilio Ichikawa; el historiador Enrique del Risco, desde Nueva York; la novelista Teresa Dovalpage, finalista del premio "Herralde" de novela, establecida en Alburquerque; los novelistas José Manuel Prieto (en Nueva York) y Félix Luis Viera (en México); además de los propios editores, los escritores Regina Ávila y William Navarrete, ambos desde París en donde acaban de lanzar otro libro en común La Canopea del Louvre, sobre 12 obras magistrales de este célebre Museo. El libro incluye en portada la obra de la joven artista cubano-saudí Latifa Al-Sowayel y en el interior un dibujo de Lezama Lima realizado por Mariano Rodríguez.

Concluye Navarrete en su prólogo evocando el simbólico nombre de la dirección en donde vivió gran parte de su vida el autor de Paradiso: "Trocadero evoca una lejana batalla en 1823, una explanada conmemorativa con hermoso panorama hacia el Campo de Marte de París, incluso una calle de Sevilla, otra en la soleada Torremolinos y un parque natural en la bahía de Cádiz a proximidad del sitio en que ocurrió el combate entre franceses y liberales españoles. Trocadero 162 (bajos) es el centro de la órbita de un "etrusco en La Habana Vieja": una seña inequívoca que marca como el estampido seco de un matasellos o el aldabonazo en la puerta o el crujir de las cadenas de un puente levadizo sobre un foso poblado de leyendas. Penetrar la órbita del poeta por el sitio de todos los encantamientos es hacer que regrese a la lámpara frotada el genio oriental de nuestros deseos. No podría llamarse de otro modo este libro si debemos tocar a la puerta del poeta y apartar, ya sentados en su salón, las volutas de habano para verle el rostro. De esa conversación muy íntima y muy cubana nacen todos nuestros textos. Ahora dejamos al lector la puerta entreabierta para que talle en la madera su propia hendija, para que oiga y vea por sí mismo cómo puede manar en plenitud "la noche insular" desde la toponimia minúscula, ahora en creces, de un barrio de La Habana."

Ambos editores anuncian que los próximos libros de la colección ahondarán en la vida y obra de otros dos grandes poetas cubanos: Dulce María Loynaz (Premio Cervantes) y Gastón Baquero, fallecido en exilio en Madrid.

Como suelo hacerlo, te lo haré llegar más temprano que tarde a San Cristóbal de La Habana. Con gran cariño desde estas lejanas tierras allende los mares,

Félix José

Aldabonazo en Trocadero 162.
William Navarrete y Regina Ávila (Eds.)
Primera edición: Editorial Aduana Vieja, marzo de 2008.
Portada: "Viendo llover en La Habana"
de Latifa Al-Sowayel.
ISBN:978-84-96846-10-04